Friday, August 1, 2008

Blogcito chiquitito


Navegando por el ciberespacio hace cerca de una semana me encontré de narices en frente del anuncio del concurso de las Páginas Amarillas: 20 Blogs Peruanos.
Inmediatamente pensé, quizás debería darle una chance…
Casi al mismo tiempo la realidad hizo su aparición:
Mujer, ¿cuál es el punto? ¿Cuánta gente lee tu blog? ¿Sabe alguien siquiera de su existencia?

Bueno... pues sí, hay gente que me conoce y entra asiduamente a dejar un par de comentarios benévolos, como las abuelas que envían tarjetas de cumpleaños religiosamente (ustedes saben quiénes son, mis queridos. Y se agradece). Y son pocos. Pero son. Pero pocos, de todas maneras. Y no soy demasiado marketera. No me nace colgar el link por todos lados a ver quién se anime a entrar, o hacerme a la idea de que alguien juzgue mis escritos sin conocer nada al respecto de su origen. Hay una cierta reserva, quizás un temor implícito. Y sin embargo…

…Y sin embargo la literatura es un ejercicio egocéntrico. Siempre he mantenido la creencia de que uno escribe para que lo lean. Y es muy cierto. Porque escribir me ha permitido no solo poder dibujar con palabras un mundo propio, personal y mío, sino que también me ha enseñado a expresar mis ideas de la mejor manera posible, al punto que a veces me resulta más cómodo escribir que tener que hablar. Sobretodo en los casos en los que es difícil decir las cosas. Las palabras me han dado una voz que me costaba encontrar, y eso es algo que no todo el mundo entiende.

Sí, lo confieso. Escribo para que me lean. Así nació este blog. Y aún así, una cierta modestia, proveniente quizás de mis lejanos ancestros del Oriente, mantiene esta página casi en el anonimato, un blogcito chiquitito de poco más de un año donde suelto mis ataduras y me permito decir lo que sea, cuando sea, y como sea. Hasta cierto punto, uno más entre tantos otros. Pero este es mío. Y para mí, eso hace toda la diferencia. Quizás sea cuestión de animarme, y hacer aspavientos, aunque no sea mi estilo. O quizás no, después de todo. Me basta con que, en algún momento, alguna persona se encuentre con este sitio y sea capaz de identificarse y entender lo que siento. Y que, quizás, se anime a dejar un comentario benévolo, con el calor de la confianza y la luz de la empatía. Algo… que se parezca tanto a algo que yo hubiera escrito.