(Del 26 de febrero)
La vida es un extraño experimento en el cual aprendemos, más que otra cosa, la condición efímera de lo que nos rodea. Nada es para siempre, todo se acaba, todos morimos… tenemos muy pocas esperanzas, incluso si nos referimos al mundo en el que vivimos. Es entonces que tratarnos de aferrarnos al tan manido asidero espiritual, en el que nadie está seguro de ostentar la verdad absoluta.
La vida es un extraño experimento en el cual aprendemos, más que otra cosa, la condición efímera de lo que nos rodea. Nada es para siempre, todo se acaba, todos morimos… tenemos muy pocas esperanzas, incluso si nos referimos al mundo en el que vivimos. Es entonces que tratarnos de aferrarnos al tan manido asidero espiritual, en el que nadie está seguro de ostentar la verdad absoluta.
Tenemos esa necesidad de trascender grabada en el ADN, manifestándose en todo desde objetos diversos hasta la misma capacidad de reproducción. Pero… ¿podemos sostenernos de algo cuando el piso bajo nuestros pies cruje y se desmorona? ¿Vale la pena la creación de algo que, a largo o a corto plazo, dejará de existir? La única respuesta posible que encuentro es que... podemos. Y vale la pena. Quizá no estemos hechos de la materia que compone las estrellas, inmortales e infinitas, pero podemos jugar a crear, para nosotros, nuestro propio firmamento.
1 comment:
vaya que si... el firmamente de nuestras vidas... con esos momentos tan hermosos brillando y tal como tu dices despues quiza estas estrellas mueran pero lo hacne lentamente en una pomposa larga y hermosa marcha funebre que arrastra experiencia y aprendizaje...
"Somos una minimeza en la galaxia pero cuando yo explote en un orgasmo de sensaciones todos voltearan aunquesea un segundo para ver los trazos y el estruendo que mi existencia dejo"
"tu tambien.. ¿no?"
tu eterno lector anonimo br1
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