Saturday, April 4, 2009

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Me traicionaron mis pasos
y las aves de escarcha, migratorias
y torpes. Y efímeras, por sobre todo. Me llamaron
al viento, al constante vaivén de la rueda del cambio,
a ver nacer lo nuevo. No hubo preguntas; no habría
respuestas. Mas con el tiempo no fue el vértigo
en la garganta lo que me hizo notar
lo que faltaba, ni su suspiro
a viva voz, ni el escalofrío de mis ojos. Fue no sentir
mis latidos lo que me dijo
que había pagado el viaje con el corazón
como peaje.

Sin deshacer mis pasos sigo mi curso como las aves. Y con las aves, como yo, de escarcha.

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