Wednesday, May 30, 2007

Desvaríos: Las bestias de los conquistadores

Recuerdo un poema escrto por José Santos Chocano, aquel cantor de América, titulado “Los caballos de los conquistadores”. Aquí el autor ensalza las virtudes, el porte y la fuerza de los primeros corceles que llegaron a nuestras orillas desde el Viejo Mundo:

“¡Los caballos eran fuertes!
¡Los caballos eran ágiles!”


Buena elección. De tener yo que haber elegido algo que inmortalizar acerca de la conquista, también me quedaba con los caballos. Es más, concluyo que, por mucho, fueron los seres más inteligentes que desembarcaron en nuestro continente, más listos y nobles en muchos casos que los humanos que los trajeron hasta aquí. Y no sólo porque los conquistadores fueron más bestias que los mismos animales al acabar con diversas culturas milenarias, y arrasando y doblegando al poblaciones enteras sin ninguna justificación válida. Eso es historia conocida para todos. Pero, llevando un buen curso de historia, la trama de este drama se vuelve tragicómica.

Para empezar, está el tan divertido tema del Requerimiento. Dadas todas las cuestiones éticas que surgieron con respecto al derecho de gobernar tribus y poblaciones encontradas en el nuevo continente, y las dudas consecuentemente generadas, la sociedad española de la época zanjó la discusión magistralmente por medio de este simpático documento. ¿Qué decía? Pues, a grandes rasgos, era una petición a los pobladores de los territorios descubiertos de que se convirtiesen al Cristianismo. Para esto, estaba establecido el concepto de “guerra justa,” según el cual el único motivo válido para luchar contra los nativos era si éstos se negaban a convertirse a la fe cristiana, o lo que es lo mismo, rechazaban el Requerimiento. Ahora, vamos por partes. Sin contar el hecho de que esta pseudo-justificación era un completo chiste, la idea del Requerimiento en sí era otra soberana estupidez. En principio, uno no va a explicar teología a un pueblo completamente desconocido y politeísta, ni a explicar filosóficamente por qué tu dios es bueno, y los de ellos no son más que ídolos. Eso simplemente no se hace. Y lo que es peor, parece que nuestros honorables conquistadores olvidaron el hecho de que no importa que expliques teología, física cuántica o que digas “eso es un árbol”, si no lo dices en un idioma en el que puedan entenderte. Imagino que muchas batallas estuvieron inicialmente ligadas a malentendidos idiomáticos. Es como si, paradójicamente, los tan católicos españoles hubieran dejado de lado el bíblico mito de la Torre de Babel. Honestamente, la imagen de un puñado de ibéricos leyendo un Requerimiento a una audiencia de desconcertados y potencialmente violentos indígenas americanos bastó para que me arrastrase de risa.

Y ya que mencionamos la religión, aquí va otro pensamiento. Sí, los nativos no creían en el Dios cristiano, ni tenían creencias que los españoles pudiesen aceptar (lo cual es muy intolerante de su parte, por cierto). Pero desde mi punto de vista, manejaban un politeísmo sabio, nacido del respeto y convivencia con la naturaleza. Después de todo, ellos sí se dieron cuenta de que su existencia dependía de la existencia saludable del medio ambiente, y eso es algo que todas las culturas americanas de la época, tanto en el norte como en el sur, tenían en común. Y de hecho, esta postura me parece más inteligente que el Cristianismo de los ibéricos, que apoyándose en el supuesto de que Dios los había dejado a cargo del mundo, tenían la facultad de manipularlo a su antojo. Desgraciadamente, esta es una pésima costumbre que se ha contagiado con los años a casi todo el género humano.

Por último, otro punto que me parece importante mencionar, y esto es particular de los territorios que fueron conquistados por España, es que de todos los países que fueron colonias en Latinoamérica, no hay ninguno que se haya logrado desarrollar al nivel de los países europeos. No sólo (ni tanto) por la explotación de los recursos, sino por la desolación de las almas. Temo que nuestro terruño desarrolló un trauma a raíz de la conquista, del que no ha podido recuperarse ni con los sucesivos procesos de independencia. Y es que las heridas son demasiado profundas. Desigualdad, discriminación, injusticia… lo único que hicieron fue pasar de manos españolas a criollas. Aunque, a partir de ese punto, la responsabilidad ya es nuestra.

Como dije al inicio, el resto de excesos son conocidos por todos. Pero siempre es bueno regresar y hurgar un poco en la historia para recordar nuestro pasado y descubrir cómo es que estamos como estamos, con el fin de tratar de evitar el seguir tropezando a través de los siglos con la misma piedra.

2 comments:

Anonymous said...

El cristianismo era el pretexto de los reyes para destar su ambicion contra los demas pueblos... (¿recuerdas las cruzadas?)

No digo que sea malo el cristianismo. Solo creo que si para algo lo usaron fue para autojustificar sus barbaridades en pos de la avaricia.

En otras palabras... al menos las cabezas que comandaron estas expediciones sabian bien que todo iba a ser como lo relatas... y que mejor para ellos que asi fuera... asi se quedaban con el oro y manejaban a los ignorantes conquistadores (que eran presos liberados y enviados pues se morian de miedo los reyes por si se caian del mundo cuadrado)

Entonces: Presos + Avarica y codicia + Full ignorancia + manejos maquiavelicos = El Perú de hoy

pareciera que seguimos en el proceso? o no?

Br1

Reaño said...

Un pueblo sin memoria, un pueblo que no historiza, es un pueblo condenado a repetir y ensanchar los errores... de allí las desgracias de nuestras repúblicas. De allí la falta de los criollos...