Tuesday, August 14, 2007

Desvaríos: Sirenas

[No, no tiene nada que ver con la película de Cher, lo prometo]

Ah, el mar…
El mar y el hechizo de inconstante constancia de las mareas, el embrujo de esa blanca capitana que es la luna cuando se refleja en el espejo de las aguas…
Y el horizonte, tan limitadamente infinito, su borde atado al cielo y al suelo, suscrito a la circunferencia azul de este planeta…
Es tanta la fascinación del hombre con el mar, esas aguas que cruzar, esa inmensidad que nos observa, ese antídoto del recuerdo o del olvido, que los antiguos debían ligarlo con otro objeto causante de embeleso: la mujer. Y así nacieron, junto con las oceánides y las nereidas, entre muchas otras criaturas ligadas al agua de la vida, las sirenas.

Hace mucho, les dediqué unas palabras en in texto bastante corto. Helo aquí.

***
Fábula de las sirenas
En alguna de las lunas de un planeta perdido, sueño de algún Galileo, habita una raza mitológica, conocida entre nosotros por tener en la mitad superior de sus femeninos cuerpos características tan humanas como creemos que son las nuestras, y su hemisferio sur cubierto por escamas, como cola de pez.
Es una suerte de parque acuático, donde todo lo cubre el agua. Ellas nadan todo el tiempo para olvidar sus viejas heridas, aquellas que no aprendieron a cicatrizar y, hermosas y malditas a la vez, salen a veces del agua, a ver el cielo oscuro y el brillo de la luna, que es su nuevo sol.
Se cuenta que alguna vez aquellas féminas habitaran aquí, y encantaran con su canto a múltiples aprendices de Odiseos, quienes sucumbieron bajo sus melodías. Pero ya no están. Luego de que se las retratara como seres pérfidos, sujetos a sus voraces apetitos y capaces de las iras más profundas, no aceptaron ninguna disculpa, promesa o excusa, y, ofendidas se marcharon, dejando todo atrás, a buscar suerte en otras aguas.
No volverán. Su orgullo puede más que su añoranza de volver a ver días luminosos y noches estrelladas y barcos tripulados por la gente hermosa de aquellos tiempos. Sin embargo, la melancolía no las abandona, de cuando en cuando visitándolas con sueños de nuestro mundo y de viajes de largo aliento, cruzando aquel infinito mar que es el universo.
***

Lo cierto de todo esto es que, hayan existido o no, la idea de las sirenas posee una magia indescriptible, desde su fisonomía hasta su canto.
Solía creer, cuando era chica, que era como una sirena que cantaba esperando que alguien llegase, sin darse cuenta de los naufragios en las rocas alrededor suyo. ¿Y ahora? Las cosas han cambiado, sé cuándo hay que dejar de cantar, cuándo cantar más fuerte, y cuándo dejar todo a su suerte y sumergirme en las aguas del destino. Las cosas buenas suceden a quienes las esperan, ¿no es cierto?
Habrá que aprender de ellas la lección de la paciencia, y seguir cantandole al mar...

La magia del aliento
en el mar, junto a sus cantos,
las figuras se desdibujan
ocultando el desencanto de
los sueños que naufragan
en el fondo de las aguas
donde la luz no los despierta,
donde el aire no las toca,
empapadas de recuerdos,
las sirenas vagan, solas,
hasta el fin del universo.

2 comments:

Reaño said...

Influjo de cantos que llevaron a Odiseo a hacerse atar al mástil...... Influjo que Calipso habría de restaurar.

Taller de arte said...

He leído directamente el poema. Muy buen ritmo en ellos; y mostrando en el mensaje, la soledad.